Pasó por Valladolid, una vez más, dejando su impronta de gran atleta y excepcional persona, sabiendo transmitir sus conocimientos y sus vivencias, primero a los mejores saltadores jóvenes de Castilla y León, y luego a los más de 80 alumnos en el Curso de Tecnificación de Atletismo, a los que deleitó con su clase práctica que incluyó algún que otro salto, con zapatillos de clavos, donde dejó asombrados a los espectadores.
A final de la sesión, regalo especial para Ruth, enorme peluche con un dorsal especial, que, llevaba, claro está, el dorsal número 1.